Pepito comenzó su historia con un golpe de suerte disfrazado de dificultad. Como muchos perros jóvenes, fue dejado atrás sin explicación, sin un hogar que lo protegiera ni unas manos que lo cuidaran. Aun así, Pepito conservó algo que pocos logran mantener: la alegría.

En su camino apareció Tony, su compañero inseparable. No son hermanos, pero la vida los emparejó como si lo fueran. Juntos se dieron calor, compañía y coraje cuando más lo necesitaban.

Pepito es un perrito divertido, sociable y lleno de energía. Tiene esa chispa que ilumina el ambiente y ese carácter dulce que se gana a cualquiera. Es cariñoso, juega con todo el mundo y tiene un corazón tan grande que cuesta creer que alguien pudiera dejarlo atrás.

Ahora está con nosotras, a salvo, descubriendo que la vida también puede ser amable. Cada día lo recibe con entusiasmo, como si el mundo fuera nuevo y estuviera esperándolo a él.

Pepito sueña con un hogar donde pueda desplegar toda su alegría, donde alguien lo quiera por lo que es: un compañero leal, luminoso y lleno de amor para dar.

¿Lo ayudamos a encontrar su familia?