Senda , Una Historia de Esperanza

Senda es una gatita blanca, delicada y preciosa, con unos ojos azules que atrapan a cualquiera. Fue rescatada a finales de agosto, escondida en un cañaveral junto a una carretera muy transitada. No sabemos cómo llegó hasta allí, porque apenas podía caminar.
Llevaba tres días maullando sin descanso, pidiendo ayuda a gritos, y tras varios intentos conseguimos encontrarla entre la maleza. Su voz ya era casi un susurro, como si las fuerzas se le escaparan.

Tenía varias mordeduras en el cuerpo, heridas causadas por otros animales, y su ojito izquierdo estaba lleno de pus. Senda no tenía fuerzas ni para resistirse. La curamos con mimo, sanamos sus heridas y, poco a poco, empezó a recuperar energía. Parecía que lo peor había pasado… pero no era así.

A las dos semanas comenzó a mostrar rigidez en sus patitas traseras y dejó de sostenerse en pie. Tras muchas pruebas llegó un diagnóstico devastador: PIF seco.

Pero aquí empieza la parte bonita de su historia.

Gracias a la ayuda desinteresada de tantas personas que aportaron su granito de arena, Senda pudo recibir el tratamiento que necesitaba… y lo ha superado.
Ha salido adelante como la luchadora que es, aferrándose a la vida con una tenacidad que nos ha robado el corazón.

Hoy Senda es una gatita fuerte, dulce y agradecida.
Después de todo lo vivido, merece por fin un hogar donde la quieran, donde la cuiden, donde la vida deje de ser una batalla y se convierta en un abrazo constante.

Senda ya ha demostrado que quiere vivir.
Ahora solo necesita a alguien dispuesto a quererla para siempre.