La pequeña Neki apareció en una cochera, asustada, solita y en serio peligro. Costó bastante poder acercarse a ella, pero no podía permanecer allí: con lo pequeñita que es, era solo cuestión de tiempo que algún coche no la viera... o que terminara en cualquier sitio metida en algún motor. 

Por suerte lograron rescatarla, ¡y qué sorpresa! Detrás de ese miedo se escondía un verdadero amorcito. Neki resultó ser una gatita dulce, cariñosa y súper ronroneadora. En cuanto se sintió a salvo, comenzó a demostrar todo el amor que tiene para dar.

Ahora está a salvo, pero lo que más necesita es un hogar definitivo donde la quieran y la cuiden como se merece. 
Si estás buscando una compañera tierna y agradecida, Neki es para tí!